3 Se encienden las galaxias

 3  ENCENDIDO ESTELAR, FORMACIÓN DE LAS PRIMERAS GENERACIONES DE ESTRELLAS

3.1. El enfriamiento del gas

En el capítulo anterior vimos que el gas bariónico atrapado en el halo de materia oscura pierde energía y cae hacia el centro, formando un disco en rotación. Sin embargo, el gas no puede colapsar indefinidamente si la presión térmica interna contrarresta la gravedad. Para que continúe el colapso, debe enfriarse, es decir, perder energía interna.

El enfriamiento se produce por emisión de radiación debida a distintos procesos: colisiones atómicas, recombinación, y radiación de frenado (bremsstrahlung). El gas primitivo, compuesto casi exclusivamente por hidrógeno y helio, tenía un mecanismo de enfriamiento relativamente ineficiente, ya que carecía de elementos pesados (“metales”) que más adelante serían los principales refrigerantes.

El tiempo característico para que el gas pierda su energía térmica se denomina tiempo de enfriamiento y puede estimarse como:

tenf ≈ (3·k·T) / (n·Λ(T))

donde
k = constante de Boltzmann,
T = temperatura del gas,
n = densidad numérica de partículas,
Λ(T) = función de enfriamiento (energía emitida por unidad de volumen y tiempo, dependiente de T y la composición química).

Si tenf < tcaida (tiempo de caída gravitacional), el gas puede enfriarse antes de dispersarse y continuar colapsando. En el caso contrario, el gas queda en equilibrio térmico y no forma estructuras más densas.

 

3.2. Fragmentación gravitatoria y criterio de Jeans

A medida que el gas se enfría, su presión térmica disminuye. Cuando esa presión deja de ser suficiente para contrarrestar la gravedad, el gas se fragmenta en regiones más densas. Este proceso se analiza con el criterio de Jeans, que indica cuándo una perturbación en un gas homogéneo es inestable gravitacionalmente.

Sea una región de gas de densidad ρ, temperatura T y masa M. La presión interna se opone a la gravedad; el equilibrio entre ambas define una masa crítica, la masa de Jeans, dada por:[1]

MJ ≈ (5·k·T / (2·G·m)) · (3 / (4·π·ρ))1/2

donde
G = constante de gravitación universal,
m = masa promedio de las partículas del gas (≈ masa del protón en el gas primordial).

Si una región tiene M > MJ, la gravedad domina y la región colapsa. Si M < MJ, la presión térmica impide el colapso.

De forma equivalente, puede definirse una longitud de Jeans, λJ, que es la escala mínima de perturbación capaz de colapsar:

λJ ≈ (15·k·T / (4·π·G·m·ρ))1/2

Las regiones del gas más frías y densas tendrán masas y longitudes de Jeans más pequeñas, y por lo tanto se fragmentarán en estructuras más finas llamadas nubes y subnubes que se convertirán en protoestrellas.

 

3.3. Nacimiento de las primeras estrellas (Población III)

El gas primordial que alcanza la condición de inestabilidad de Jeans empieza a colapsar localmente, formando protoestrellas. En esta etapa aún no hay metales, por lo que el único refrigerante disponible es el hidrógeno molecular (H₂). Esto limita la capacidad de enfriamiento, pues las temperaturas no bajan tanto como en nubes ricas en elementos pesados, y las masas características de colapso resultan mayores.

Como consecuencia, las primeras estrellas (Población III) habrían sido extremadamente masivas (del orden de 100 a 300 masas solares) y muy luminosas.
Su vida fue muy corta, apenas unos pocos millones de años, ya que consumieron rápidamente su hidrógeno nuclear.

Al final de su vida, explotaron como supernovas, eyectando al medio circundante los primeros elementos pesados formados por nucleosíntesis estelar (carbono, oxígeno, nitrógeno, hierro, etc.). Este enriquecimiento químico cambió radicalmente la física del gas restante, ya que los metales aumentan la eficiencia del enfriamiento radiactivo.

Ese proceso marcó el paso del universo transparente a uno químicamente complejo, abriendo el camino a la formación de estrellas de segunda generación y, por ende, de galaxias luminosas estables.

 

3.4. Retroalimentación y autorregulación

Las estrellas masivas recién formadas no sólo iluminan el gas, sino que también lo alteran físicamente. Sus vientos estelares, radiación ultravioleta intensa y supernovas calientan el medio interestelar y expulsan parte del gas hacia el halo. Esto se conoce como retroalimentación estelar (stellar feedback).

La retroalimentación cumple un papel doble, por un lado, limita la formación de nuevas estrellas al calentar y dispersar el gas y por otro, enriquece el medio interestelar con metales, permitiendo una nueva fase de enfriamiento más eficiente.

El resultado es una forma de autorregulación galáctica donde la tasa de formación estelar no crece indefinidamente, sino que se estabiliza cuando la energía inyectada por las estrellas recién nacidas equilibra el enfriamiento del gas.

Esa estabilidad dinámica es la que caracteriza a las galaxias en maduración.

 

3.5. Hacia un disco estelar estable

Con el paso del tiempo, la mezcla de enfriamiento, rotación y retroalimentación lleva al establecimiento de un disco estelar, o sea un conjunto de estrellas en órbitas casi circulares en el plano de rotación del gas.

Las generaciones posteriores de estrellas (Población II y Población I) se forman a partir del gas ya enriquecido por las supernovas de Población III.
Estas nuevas estrellas son más pequeñas y más longevas, formando cúmulos y brazos espirales definidos.

El sistema alcanza así una estructura jerárquica con un halo dominado por materia oscura, extendido. Luego, un disco de gas y estrellas jóvenes, aplanado y en rotación. Y junto con esto un bulbo central más antiguo y esferoidal.

Este equilibrio marca la transición del colapso inicial al estado galáctico estable.

 

3.6. Resumen del Capítulo 3

El proceso de encendido estelar puede resumirse en cinco etapas:

a) Enfriamiento, en la cual el gas bariónico atrapado en el halo pierde energía por radiación, reduciendo su presión térmica.

b) Luego una fragmentación, cuando al bajar la temperatura, el gas se vuelve inestable frente a la gravedad y se fragmenta en nubes de masa superior a la masa de Jeans.

c) Posteriormente ocurre el colapso local, en el que las nubes sobredensas colapsan formando protoestrellas, principalmente de hidrógeno y helio.

d) Una vez cumplidas estas etapas ocurre el encendido nuclear, que es cuando la temperatura central supera los 10⁷ K y se inician las reacciones de fusión del hidrógeno, naciendo así las primeras estrellas.

e) Finalmente, la retroalimentación y maduración, que es la etapa en la cual las supernovas enriquecen el gas, permitiendo nuevas generaciones estelares y configurando un disco estable en equilibrio gravitatorio.

 

En síntesis, el nacimiento de las estrellas representa el punto en que una galaxia joven pasa de ser un simple pozo gravitatorio a convertirse en un sistema luminoso, capaz de transformar gas primordial en energía, luz y elementos químicos. Desde aquí comienza su verdadera evolución dinámica y química, o sea su vida como galaxia.

APÉNDICE D
CRITERIO DE JEANS: CUÁNDO UNA NUBE DE GAS COLAPSA Y CUÁNDO NO

Objetivo
Queremos responder una pregunta básica: ¿bajo qué condiciones una región de gas se vuelve inestable y colapsa gravitacionalmente para formar una estrella (o un cúmulo estelar), y bajo qué condiciones la presión interna consigue sostenerla?

La respuesta es el llamado “criterio de Jeans”. Vamos a derivarlo.

Tenemos dos fuerzas en oposición. Consideremos una nube aproximadamente esférica de gas, de radio R, densidad promedio ρ y temperatura T. Esa nube experimenta dos efectos opuestos, 1) la gravedad que tiende a hacerla colapsar y 2) la presión térmica del gas que la  hincha (a menor volumen, mayor presión, con lo que tiende a aumentar el volumen).

Si la gravedad es más poderosa, la nube colapsa. Si la presión lo es, la nube es estable o se expande.

Estimemos entonces ambas contribuciones, o sea tomemos la energía potencial gravitatoria de la nube y su energía térmica interna.

Energía gravitatoria de ligadura.

La energía potencial gravitatoria (negativa) de una esfera aproximadamente uniforme de masa M y radio R es, en orden de magnitud:

Egrav ≈ - (3/5) GM²/R

(dato estándar de mecánica newtoniana: energía de ligadura gravitatoria de una esfera uniforme).

Esta Egrav mide cuán “atrapada” está la nube por la gravedad. Cuanto más negativa sea Egrav, más difícil es desarmar la nube.

Energía térmica interna

La presión térmica del gas proviene de las partículas moviéndose. Eso corresponde a una energía interna positiva, que podemos aproximar como:

Eterm ≈ (3/2)NkT

donde
N = número total de partículas en la nube,
k = constante de Boltzmann,
T = temperatura del gas.

Como N =M/m, donde m es la masa promedio de una partícula del gas (del orden de la masa del protón en el gas primordial), podemos escribir:

Eterm ≈ (3/2)(M/m)kT

Esta energía térmica actúa como soporte, ya que si es grande la nube está “presurizada” y resiste el colapso.

Ahora sí, estamos en condiciones de establecer la condición de inestabilidad. Para que la nube sea inestable (y empiece a colapsar), la gravedad tiene que dominar sobre la presión térmica. En términos de energías:

|Egrav| > Eterm

Tomamos los valores aproximados de arriba:

(3/5) G M² / R > (3/2) (M/m)kT

Podemos simplificar. Primero, sacamos el 3 de los dos lados, y también cancelamos una M:

(1/5)GM/R > (1/2)(1/m)kT

Multiplicamos ambos lados por R:

(1/5)GM > (1/2)(1/m)kTR

Ahora despejamos M:

M > [ (1/2)(1/m)kTR] · [5/G]

M > (5/2)(kTR)/(Gm)

Hasta acá tenemos una condición que involucra M y R. Pero queremos una condición que dependa solo de propiedades físicas locales (densidad y temperatura). Eliminemos R usando la densidad.

Reescribimos la ecuación anterior en función de la densidad. Para eso tomamos en cuenta que la masa M de la nube es:

M ≈ (4/3) · π · R³ · ρ

Podemos despejar R en términos de M y ρ:

R³ ≈ (3 / (4·π)) · (M / ρ)

R ≈ [ 3M / (4·πρ)  ]1/3

Ahora vamos a reemplazar este R en la desigualdad anterior.

Recordemos lo que teníamos:

M > (5/2) · (k · T · R) / (G · m)

Sustituimos R:

M > (5/2) · (k · T / (G · m)) · [ (3 / (4·π)) · (M / ρ) ]1/3

Llamemos a la constante delante:

C = (5/2) · (k · T / (G · m))

Entonces:

M > C · [ (3 / (4·π)) · (M / ρ) ]1/3

Ahora vamos a aislar M. Elevamos ambos lados al cubo para deshacernos del exponente 1/3:

M³ > C³·[3 M/ (4·πρ)]

Multiplicamos ambos lados por ρ:

ρ · M³ > C³ · (3M / (4·π))

Como M > 0, podemos dividir ambos lados por M:

ρ · M² > C³ · (3 / (4·π))

Ahora despejamos M²:

M² > [ C³ · 3 / (4·πρ) ]

Tomamos raíz cuadrada:

M > [ C³ · 3 / (4·πρ) ]1/2

Recordemos qué es C:

C = (5/2) · (k · T / (G · m))

Entonces:

C³ = (5/2)³ · (k · T)³ / (G · m)³

Sustituyendo esto en la expresión de M vemos que M es proporcional a:

M (T)3/2 · ρ-1/2

Esto es importante, pues cuanto más alta la temperatura T, más grande tiene que ser la nube para colapsar (la presión térmica sostiene mejor) y  cuanto más alta la densidad ρ, más fácil es colapsar (se necesita menos masa para que la gravedad gane).

Si escribimos el resultado en su forma tradicional (ajustando constantes numéricas con más cuidado), se obtiene la llamada masa de Jeans:

MJ ≈ (5·k·T / (2·G·m)) · (3 / (4·π·ρ))1/2

Ésta es exactamente la expresión que venimos usando en el Capítulo 3 y su interpretación es que si una nube tiene masa M mayor que MJ, la gravedad domina sobre la presión y como consecuencia la nube es inestable, por lo que colapsa. En cambio, si M es menor que MJ, la presión térmica consigue sostenerla y por lo tanto no colapsa (al menos no sin enfriarse más).

D.6. Longitud de Jeans

También es útil definir el tamaño crítico asociado, la longitud de Jeans, que es el diámetro típico de la perturbación mínima que puede colapsar. Se puede escribir en el orden de magnitud:

λJ ≈ (15·k·T / (4·π·G·m·ρ))1/2

Cualquier fluctuación de densidad con tamaño mayor que λJ tenderá a colapsar, mientras que las fluctuaciones más pequeñas son estabilizadas por la presión.

D.7. Qué significa esto para una galaxia recién nacida
Cuando el gas que cayó en el centro del halo de materia oscura se enfría lo suficiente, MJ baja. Eso quiere decir que empiezan a existir muchas “burbujas” de gas con M > MJ. Cada una de esas burbujas es una región que se vuelve gravitatoriamente inestable, se separa dinámicamente del resto del gas y comienza a colapsar por su cuenta.

Ésas son las semillas de las primeras protoestrellas y de los primeros cúmulos estelares dentro de la galaxia joven.

En otras palabras, la fragmentación gravitatoria que se describió en el Capítulo 3 no es poesía, sino que es el resultado de una condición cuantitativa clara, esa condición es el criterio de Jeans.

 

 



[1] Una derivación más detallada en el apéndice D.

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