II) Cómo nace una galaxia.

 

NACIMIENTO DE UNA GALAXIA: FLUCTUACIONES PRIMORDIALES Y COLAPSO GRAVITACIONAL

2.1. El universo temprano no era perfectamente uniforme

Poco después del Big Bang, el universo estaba lleno de radiación y materia distribuida casi de forma homogénea y “casi” es la palabra clave. Existían pequeñas variaciones locales de densidad, regiones donde la densidad era ligeramente mayor que el promedio, y regiones donde era ligeramente menor.

Cuantitativamente esto define una nueva magnitud, el contraste de densidad:

δ(x) = (ρ(x) − ρ̄) / ρ̄

donde
ρ(x) = densidad local de materia en el punto x
ρ̄ = densidad promedio del universo en ese momento.

Si δ(x) > 0, entonces la densidad local es mayor que la densidad promedio y la región está “sobredensa”, tiene más materia que el promedio.
Si δ(x) < 0, está “subdensa”, tiene menos densidad que el promedio.

Estas pequeñas sobredensidades son las semillas de todas las galaxias actuales (así como las sub densidades son las semillas de los grandes vacíos del universo). No hay galaxias sin δ > 0 inicial.

Es importante que en esta etapa muy temprana del universo, esas variaciones de densidad son extremadamente pequeñas (una parte en cien mil aproximadamente). Sin embargo, a escalas cosmológicas, incluso una diferencia tan minúscula es suficiente para que, con el paso del tiempo, la gravedad amplifique la sobredensidad.[1]

(Recordemos lo que advertimos en el Capítulo 1. Cuando acá hablamos de “gravedad”, lo hacemos en el sentido práctico newtoniano, válido para las escalas y velocidades de la formación de estructuras, aunque el origen físico profundo es geométrico en Relatividad General).

 

2.2. Competencia entre expansión y colapso

El universo se está expandiendo y esa expansión tiende a separar la materia. Pero, al mismo tiempo, una región sobredensa trata de frenarse, contraerse y colapsar sobre sí misma.

Podemos pensarlo así:

– Si la expansión gana, la perturbación se estira y nunca forma nada.
– Si la gravedad local gana, esa región deja de expandirse con el resto del universo, se desacopla dinámicamente, y empieza a contraerse.

Para estimar si una región puede colapsar, comparamos su propia escala de tiempo de caída libre gravitatoria con la escala de tiempo de expansión.

La escala de tiempo de caída libre (o tiempo de colapso gravitatorio idealizado) de una nube autogravitante de densidad promedio ρ es[2]:

donde G es la constante de gravitación universal. Este tiempo lo comparamos con el tiempo de expansión que es, naturalmente, proporcional al inverso de la constante de Hubble. He aquí, entonces, otro problema que origina el tema de que las mediciones de la constante de Hubble indiquen dos valores, no uno, porque entonces hay que rehacer los cálculos sobre la formación de galaxias, a los efectos de ver cómo coinciden con la presencia misma de galaxias en diferentes momentos de la historia del universo.

¿Cuál es la interpretación física de esto? Cuanto mayor es la densidad ρ, más corto es tcaida. Es decir, regiones más densas colapsan más rápido.

Esto es esencial, porque nos dice que las sobredensidades iniciales más marcadas serán las primeras en colapsar, y por lo tanto darán origen antes a las primeras estructuras gravitacionalmente ligadas del universo.

2.3. Formación de halos de materia oscura

El primer resultado estable de ese colapso no es todavía una galaxia visible. Lo primero que se forma de manera clara es un halo de materia oscura.

El motivo es que la materia oscura domina la masa total, no interactúa con la radiación de la misma forma que la materia normal (bariones), no pierde energía por radiación fácilmente y puede colapsar gravitacionalmente sin calentarse y “rebotar” tanto como haría el gas.

Cuando una región sobredensa colapsa, termina en un objeto aproximadamente esférico que está en equilibrio gravitatorio. Ese objeto se conoce como halo de materia oscura. Ese halo actúa como un “pozo de potencial gravitatorio”, una especie de jaula gravitacional (hay que tener presente que la fuerza gravitatoria ejercida por una masa M actúa de tal forma que puede considerarse concentrada en el punto central de la distribución de masa, esta es una consecuencia de que la fuerza gravitatoria sea inversamente proporcional al cuadrado del radio vector que une el centro de de dicha distribución con la partícula de masa considerada y vale para todas las partículas de la distribución).

Una forma simple de estimar la masa encerrada en la región que va a formar el halo es suponer que tenemos una esfera de radio R y densidad promedio ρm y calcular:

M ≈ (4/3) · π · R³ · ρm

Pues la masa M es M = densidad por volumen = ρm∙V y el volumen de una esfera es V=4πR3/3.

Esta M es la masa total (en su mayoría materia oscura) que queda gravitacionalmente ligada.

A partir de ahora esta M va a ser la masa dominante del sistema. Ese halo será el andamio donde más tarde se formará la galaxia luminosa (estrellas, gas, discos, bulbos, etc.).

2.4. Virialización: cuándo el halo se estabiliza


El colapso inicial no es suave. La materia cae hacia el centro, se cruza, rebota, oscila. Pero con el tiempo el sistema se “relaja” hasta alcanzar un estado cuasi estable.

Esa estabilización se puede describir con el llamado teorema del virial. Para un sistema gravitacionalmente ligado en equilibrio se cumple aproximadamente:

2 · Ecinética + Epotencial = 0

donde
Ecinética = energía cinética total de las partículas en el halo
Epotencial = energía potencial gravitatoria total (negativa).

Esto significa que la agitación interna del sistema (velocidades aleatorias de las partículas de materia oscura) se ajusta justo para sostenerlo frente a su propia atracción gravitatoria.

El resultado práctico es que después de esa fase de relajación, tenemos un halo estable de materia oscura con un cierto perfil de densidad. Una forma muy usada para describir este perfil de densidad, o sea, la distribución radial de densidad de materia oscura, es el perfil tipo NFW[3]. Su expresión matemática es,

ρ(r) = ρ0 / [ (r/rs) · (1 + r/rs)² ]

donde
ρ(r) es la densidad de materia oscura a una distancia r del centro,
ρ0 es una densidad característica del halo,
rs es una escala radial característica.

Más adelante esta expresión volverá a aparecer. Este perfil tiene dos propiedades importantes:

1.     Es muy denso en el centro, pues el halo concentra masa en el núcleo.

2.     Se difumina lentamente hacia afuera, es decir, el halo es muy extendido (esta condición surge del hecho de que las velocidades estelares son aproximadamente constantes al aumentar el radio, y eso sólo se logra si la masa aparece más extendida, de forma que la estrella siempre se encuentre como si estuviera “dentro” del cuerpo.

Ese halo es físicamente enorme comparado con la parte visible de la futura galaxia.

2.5. El pozo gravitatorio que atrapa el gas bariónico
Hasta ahora solo hablamos de materia oscura. ¿Dónde entra el gas normal (hidrógeno, helio), el que eventualmente formará estrellas?

La respuesta es que el gas bariónico cae hacia el halo de materia oscura porque el halo ya estableció un potencial gravitatorio profundo.

Podemos estimar la velocidad típica que tendría una partícula de gas orbitando dentro del halo usando el equilibrio entre fuerza centrífuga = atracción gravitatoria:

Donde M(<r) es la masa total encerrada dentro del radio r. Esta expresión no es arbitraria. Se obtiene modelando una región aproximadamente esférica y uniforme de densidad ρ que colapsa bajo su propia gravedad. Si se resuelve la ecuación de movimiento radial newtoniana para esa esfera, se obtiene que el tiempo característico para que la materia alcance el centro es del orden

tcaida ≈ √( 3·π / (32·G·ρ) ).

Esto muestra que las zonas más densas colapsan más rápido que las menos densas, lo que explica por qué las sobredensidades iniciales del universo pueden convertirse en estructuras ligadas gravitacionalmente.»

Esta misma relación la vamos a volver a usar más adelante cuando estudiemos curvas de rotación en galaxias maduras. Acá la usamos para otra cosa. Nos dice que el halo de materia oscura es capaz de retener el gas. Si v(r) es suficientemente grande, el gas que cae no escapa, queda ligado.

El gas, al caer, se comprime y se calienta. Ese gas caliente necesita perder energía (enfriarse) para poder asentarse en el centro del halo sin volver a rebotar hacia afuera. Ese enfriamiento ocurre por emisión de radiación (líneas atómicas, bremsstrahlung, etc.). Cuando el gas logra enfriarse lo suficiente, deja de sostenerse por presión térmica y continúa colapsando hacia el centro.

Este momento es crítico, pues es el paso que convierte “un halo oscuro” en “una galaxia en formación”. Es cuando el material bariónico empieza a formar una estructura densa y rotante dentro del halo de materia oscura.

2.6. Nace el embrión de disco galáctico

El gas que cae hacia el centro del halo no puede simplemente caer radialmente en línea recta hasta r = 0, porque el momento angular se conserva.

El momento angular L de una partícula de masa m es:

L = r × p (vectorialmente)
o en módulo, si el movimiento es aproximadamente circular:
L ≈ m · r · v

Esto significa que el producto de arriba se debe mantener constante, aunque el gas pierda energía y caiga, no puede perder su momento angular total de la misma manera. El resultado es que el gas se aplana formando un disco en rotación en torno al centro del halo.[4]

Ese disco de gas denso y en rotación es el lugar físico donde se van a encender las primeras generaciones de estrellas de la galaxia. Es decir, acá es donde la galaxia empieza a ser visible.

En otras palabras:

1.     Pequeña sobredensidad en el universo temprano
 2) colapso gravitacional de materia oscura
 3) halo estable que actúa como pozo de potencial
 4) el gas bariónico cae dentro de ese pozo
 5) el gas se aplana en un disco rotante
 6) se enciende la formación estelar

Ese es, estrictamente, el nacimiento de una galaxia.

2.7. Resumen del Capítulo 2
Podemos resumir el proceso de formación inicial en cuatro etapas lógicas:

a) Semilla cosmológica
El universo temprano tiene fluctuaciones de densidad (δ > 0) que actúan como gérmenes gravitatorios. Pero deben cumplirse tres condiciones para que las galaxias se formen:   a.1- que tcaída<texpansión

a.2-  que δ(x) crece hasta δ≈1 para el corrimiento z considerado.        

a.3-  tenfriamiento < tcaída, el gas debe poder enfriarse lo suficiente antes del tiempo de caída, para no “rebotar” por su energía térmica.

b) Colapso y halo
Las regiones más densas colapsan primero, formando halos de materia oscura estables mediante relajación gravitacional (virialización).

c) Captura de gas
El halo crea un pozo gravitacional capaz de retener gas bariónico. Ese gas cae, se calienta y luego se enfría radiando energía.

d) Disco rotante
El gas que conserva momento angular se aplana en forma de disco en rotación. Ese disco será el lugar donde se formen las primeras estrellas de la galaxia.

En el próximo capítulo vamos a entrar justamente ahí, en cómo ese disco gaseoso inicial se fragmenta en nubes, cómo esas nubes colapsan y cómo, físicamente, nace la primera población de estrellas dentro de la galaxia joven. Eso marca el comienzo de la “infancia” de la galaxia.


 

Apéndice B

Las galaxias del JWST y el problema del tiempo de formación.

 

"Es importante que en esta etapa muy temprana del universo, esas variaciones de densidad son extremadamente pequeñas (una parte en cien mil aproximadamente). Sin embargo, a escalas cosmológicas, incluso una diferencia tan minúscula es suficiente para que, con el paso del tiempo, la gravedad amplifique la sobredensidad" Pero es que acá me surge la pregunta. Las sobredensidades son las medidas en el CMB, ¿o me equivoco? Este "resplandor" tiene una edad de 380000 años (después del big bang). Sin embargo, se han detectado (más precisamente, el JWST lo hizo) galaxias que tienen apenas unos pocos miles de años más que el CMB. Esto me plantea el problema, ¿cómo la gravedad pudo, en tan poco tiempo (casi cero) generar estructuras tan colosales como galaxias?”

Esa es una de las preguntas actuales de la cosmología moderna, y la que está precisamente generando tensiones entre las observaciones del JWST y el modelo cosmológico estándar ΛCDM.

 1. Las sobredensidades medidas en el CMB son justamente esas δ ≈ 10⁻⁵

Las pequeñas variaciones de temperatura y densidad que vemos en el fondo cósmico de microondas (CMB) —esas manchitas azules y rojas en los mapas de Planck o WMAP— son la huella directa de las sobredensidades primordiales que después darían origen a las galaxias y cúmulos.

Ese “resplandor fósil” es la radiación desacoplada de la materia cuando el universo tenía unos 380 000 años y la temperatura cayó lo suficiente para que los electrones se unieran a los protones formando átomos (la llamada recombinación). En ese momento el universo se volvió transparente a la luz.

Y efectivamente, las fluctuaciones de densidad que vemos en el CMB son del orden de una parte en 100 000 (δ ≈ 10⁻⁵). O sea, la diferencia entre las regiones más densas y menos densas es minúscula.

 

2. El problema es real: ¿cómo crecer tan rápido?

Si el universo tenía δ ~ 10⁻⁵ a los 380 000 años, ¿cómo es posible que a los 300–500 millones de años (edad de las galaxias detectadas por JWST) ya existan galaxias masivas, con miles de millones de estrellas?

Con el modelo estándar ΛCDM (materia oscura fría + constante cosmológica), la gravedad sí puede amplificar esas sobredensidades, pero lo hace de manera relativamente lenta. Las simulaciones clásicas mostraban que hacía falta al menos unos 500–700 millones de años para formar estructuras del tamaño de galaxias grandes.

Sin embargo, el JWST (James Webb) está observando galaxias con:

  • corrimiento al rojo z ≈ 10–15,
  • lo que equivale a edades del universo de 270–400 millones de años,
  • y con masas estelares comparables a la de la Vía Láctea (!).

Eso es muchísimo más temprano de lo que las simulaciones ΛCDM predecían.

 3. Qué  puede estar pasando: algunas hipótesis en juego

Hay varias líneas que los cosmólogos están considerando para reconciliar esta aparente contradicción:

(a) Subestimamos la eficiencia del colapso

Es posible que la formación estelar en los primeros halos sea mucho más eficiente de lo que pensábamos. En un universo más denso (recordemos que la densidad promedio era muchísimo mayor en esas épocas), las nubes de gas podían enfriarse y fragmentarse más rápido. Además, los metales eran inexistentes, y eso cambia completamente la dinámica del enfriamiento (enfriamiento por hidrógeno molecular, H₂, en vez de líneas metálicas).

El resultado es que las primeras galaxias podrían formarse más rápido, aunque a costa de ser más compactas y densas.

(b) Subestimamos la masa de los halos primordiales

Las observaciones de JWST podrían estar detectando galaxias alojadas en halos más masivos de lo esperado. Quizás las sobredensidades iniciales no eran tan gaussianas y suaves como suponemos. Podrían haber existido regiones excepcionalmente densas (colas del campo de fluctuaciones primordiales) que colapsaron antes.

En otras palabras: no todo el universo era δ ≈ 10⁻⁵; algunas regiones raras podrían haber tenido δ bastante mayor, lo suficiente para colapsar muy temprano.

(c) Errores de interpretación de los datos

Hay que ser prudentes. La masa estelar y la edad de esas galaxias no se miden directamente, se infieren a partir del brillo y del color del espectro.
Pequeñas incertidumbres en la calibración, el corrimiento al rojo o las poblaciones estelares pueden hacer que una galaxia parezca más masiva o más vieja de lo que es. Varios equipos ya están revisando esos modelos espectrales.

(d) La posibilidad de nueva física

Si descartamos los errores y los ajustes menores, entonces sí: podría ser señal de física más allá del modelo estándar.

Algunas ideas exploradas:

  • materia oscura cálida o autointeractuante, que altera el ritmo de crecimiento de estructuras;
  • modificaciones a la inflación que producen más potencia en pequeñas escalas;
  • o incluso variaciones en la constante cosmológica o escenarios de inhomogeneidad global (modelos tipo Lemaître–Tolman–Bondi).

No hay consenso aún, pero esta “tensión JWST” es una de las áreas más activas hoy en cosmología.

4. Cómo se entiende físicamente el crecimiento de δ

Hay que tener presente que en la era posterior al desacoplamiento, las sobredensidades crecen aproximadamente como:

δ(t) a(t)

donde a(t) es el factor de escala del universo.

Es decir, el crecimiento lineal de estructuras depende de cuánto se expande el universo. Cuanto antes empieza el colapso (cuando el universo era denso), más rápido crece δ.

Pero incluso así, el tiempo entre recombinación (0,00038 Gyr) y z~10 (~0,3–0,4 Gyr) es muy corto. Por eso el hallazgo del JWST obliga a revisar:

  • las condiciones iniciales (δ iniciales),
  • la eficiencia del enfriamiento y formación estelar,
  • o la validez del modelo de crecimiento lineal en ese régimen.

Resumiendo, las sobredensidades del CMB son las semillas. Además su amplitud (~10⁻⁵) parece demasiado pequeña para explicar galaxias tan grandes tan pronto. Y sí, esa tensión es real y abierta: hoy no tenemos una explicación única.

Pero lo que es seguro es que el JWST está empujando al límite el modelo ΛCDM y obligando a repensar cómo y cuándo empezó la “era de las galaxias”.


 

Apéndice C

DERIVACIÓN DEL TIEMPO DE CAÍDA LIBRE GRAVITATORIA

Supongamos una esfera de gas (o de materia en general) que es inicialmente aproximadamente uniforme, con densidad constante ρ en todo su volumen. Suponemos que esa esfera está “quieta” al inicio (sin presión que la sostenga y sin velocidad inicial de expansión). Pregunta: ¿cuánto tiempo tarda en colapsar gravitacionalmente hasta el centro, sólo bajo su propia atracción gravitatoria?

Vamos a calcular el tiempo que tarda en caer una capa del gas desde su radio inicial R hasta r = 0.

1.     Masa encerrada. Como la densidad es uniforme, la masa interior a un radio r es:

M(r) = (4/3) · π · r³ · ρ

Esa masa es la que ejerce la atracción sobre una partícula situada en el borde de la esfera. Es importante saber que por simetría esférica, sólo importa la masa que está dentro de r, este es un resultado conocido de la teoría gravitacional de Newton. La masa que está fuera de r no contribuye a la fuerza neta hacia el centro.

2.     Ecuación de movimiento radial. Consideremos una partícula de prueba en el borde, a una distancia r(t) del centro, moviéndose sólo radialmente hacia adentro. La aceleración radial viene dada por la gravitación newtoniana:

d²r/dt² = - G · M(r) / r²

Sustituimos M(r):

d²r/dt² = - G · [ (4/3) · π · r³ · ρ ] / r²

Simplificamos r³ / r² = r:

d²r/dt² = - (4/3) · π · G · ρ · r

Esta ecuación es crucial. Observe que tiene la forma:

d²r/dt² = - K · r

con K = (4/3) · π · G · ρ

Esto es matemáticamente el mismo tipo de ecuación que la de un oscilador armónico simple  con signo negativo que empuja hacia el centro. Es decir: la aceleración es proporcional a la distancia al centro, dirigida hacia el centro.

3.     Solución del movimiento
La ecuación

d²r/dt² = - K · r

tiene soluciones del tipo:

r(t) = A · cos((√K) · t ) + B · sen((√K) · t )

Para simplicidad de la notación, llamemos

ω=(√K)

con lo que tenemos

r(t) = A∙cos(ωt) + B∙sen(ωt)

Vamos a fijar las condiciones iniciales físicas:

– Al inicio t = 0, la partícula está en reposo en el borde de la esfera.
Eso quiere decir:
r(0) = Rinicial
dr/dt (0) = 0

Con r(0) = Rinicial:

Rinicial = A · cos(0) + B · sen(0)
Rinicial = A · 1 + B · 0
A = Rinicial

Con la condición de velocidad inicial cero:
dr/dt = - A·ω · sen(ω·t) + B·ω · cos(ω·t)

Evaluado en t = 0:

(dr/dt)(0) = - A·ω · sen(0) + B·ω · cos(0)
0 = 0 + B·ω · 1
B = 0

Entonces la trayectoria radial se reduce a:

r(t) = Rinicial · cos(ω · t )

O sea, empieza en r = Rinicial cuando t = 0 y va cayendo hacia r = 0 a medida que avanza el tiempo, siguiendo un coseno.

4.     ¿Cuándo llega al centro?
La partícula llega al centro cuando r(t) = 0.

r(t) = Rinicial · cos(ω · t ) = 0
cos(ω · t ) = 0

El primer cero positivo del coseno es en:

ω · t = π/2

Por lo tanto, el tiempo de caída libre hasta el centro es:

tcaida = (π / 2) · (1 / ω)

Recordemos que

ω = √K

y

K = (4/3) · π · G · ρ

Entonces:

tcaida = (π / 2) · 1 / √[ (4/3) · π · G · ρ ]

Es decir, poniendo el uno dentro de la raíz (recordar que √(1)=1):

tcaida = (π / 2) · √[ 1 / ( (4/3) · π · G · ρ ) ]

Simplificamos esa raíz:

1 / ( (4/3) · π · G · ρ )
= (3 / 4) · 1 / ( π · G · ρ )

Entonces:

tcaida = (π / 2) · √[ (3 / 4) · 1 / ( π · G · ρ ) ]

Podemos separar factores:

tcaida = (π / 2) · √(3 / 4) · √(1 / (π · G · ρ))

√(3 / 4) = √(3) / 2

Entonces:

tcaida = (π / 2) · (√(3) / 2) · √(1 / (π · G · ρ))

Multiplicamos los prefactores:

(π / 2) · (√3 / 2) = π·√(3) / 4

Así que:

tcaida = (π·√(3) / 4) · √( 1 / (π · G · ρ) )

Ahora metemos el π dentro de la raíz:

√( π2 / (π · G · ρ) ) =√[π / ( G · ρ)]

Entonces:

tcaida = (√3 / 4) · √π / √( G · ρ)

Metemos el 4 en la raíz:

tcaida = √[3π/(16Gρ)]

Entonces:

tcaida² =  (3 · π) / (16 · G · ρ)

La diferencia entre (3·π)/(16·G·ρ) y (3·π)/(32·G·ρ) es un factor 2. ¿Por qué aparece el 32 en la forma estándar? Porque la deducción canónica en astrofísica normalmente no toma la oscilación completa de un oscilador armónico perfecto, sino que integra la caída de una partícula sin presión desde reposo hasta el centro con energía mecánica conservada, lo que da exactamente ese factor 32 en lugar de 16. Es decir: ambos cálculos son el mismo orden físico de magnitud, y difieren por una constante numérica del orden de 1 porque estamos idealizando (distribución estrictamente uniforme, sin presión, sin expansión cósmica, etc.). La forma de uso tradicional en colapso gravitatorio libre es:

tcaida ≈ √[ 3·π / (32·G·ρ)]

y es la que vamos a usar en el texto.

¿Cómo se interpreta esta ecuación? Pues, cuanto mayor es la densidad ρ, menor es el tiempo de caída, tcaida. Es decir, las regiones más densas del universo primitivo colapsan primero.


 

Apéndice D

1 El momento angular total define un eje privilegiado

Cuando un sistema tiene un momento angular total distinto de cero, ese vector L tiene una dirección bien definida en el espacio.
Y esa dirección rompe la simetría esférica, pues ya hay entonces una dirección privilegiada, la del eje de giro, o sea la del vector L.

Antes del colapso, las velocidades y posiciones del gas pueden ser más o menos isotrópicas, pero el vector total Ltotal ​ (la suma vectorial de todos los momentos angulares individuales) apunta en una dirección concreta.
A partir de ese momento, el sistema deja de ser completamente esférico, porque hay una orientación física distinguible, el eje de rotación.

Esto es clave: no hay tal cosa como “una esfera girando sin eje”. Toda rotación define automáticamente un eje y en torno a ese eje, los componentes del movimiento se pueden descomponer en una componente paralela al eje (el movimiento “vertical”), y una parte perpendicular al eje (la rotación en el plano ecuatorial).

 

2 La contracción se frena más en el plano perpendicular a L que a lo largo de L

Durante el colapso gravitacional:

  • En el plano perpendicular al eje de rotación, el gas experimenta fuerza centrífuga hacia afuera, que se opone a seguir cayendo,
    entonces la contracción se frena en ese plano.
  • A lo largo del eje de rotación (dirección paralela a L), no hay rotación (vtangencial ≈ 0),  así que no hay fuerza centrífuga que se oponga a la gravedad y por lo tanto, la contracción sigue libremente en esa dirección.

La ausencia de fuerza centrífuga en la dirección paralela al eje de rotación hace que todas las "rebanadas" paralelas al ecuador experimenten atracción gravitatoria sin fuerza centrífuga que la contrarreste, por lo tanto siguen cayendo hacia el centro. En cambio, en el ecuador, sí experimentan fuerza centrífuga, de modo que aquellas "partículas" cuya velocidad es tal que la fuerza centrífuga equilibra a la atracción gravitatoria, no caen hacia el centro y quedan formando un disco. Supongo que el grosor del disco depende del "bamboleo" del eje de rotación (precesión).

O sea, el colapso progresa a lo largo del eje, pero se detiene en el plano perpendicular. Eso aplana la distribución.

Grosor del disco: por qué no es infinitamente fino

1.     Idealmente, si todas las partículas tuvieran exactamente el mismo momento angular y todas sus velocidades estuvieran perfectamente alineadas en el plano ecuatorial, el disco sería infinitamente delgado: todas orbitando en el mismo plano.

2.     En la práctica, hay pequeñas componentes de velocidad vertical (vz) debidas a:

o    turbulencia del gas,

o    colisiones entre nubes,

o    inestabilidades gravitatorias locales,

o    interacciones con satélites o subhalos,

o    y sí, también precesión y nutación del eje de rotación del halo.

3.     Cada una de esas perturbaciones hace que el gas o las estrellas oscilen ligeramente arriba y abajo del plano. Esa oscilación genera un espesor efectivo que se mantiene en equilibrio entre:

o    el campo gravitatorio del disco (que tiende a aplanarlo), y

o    la presión (cinética o turbulenta) que tiende a engrosarlo.

El equilibrio vertical típico puede describirse por:

σz2≈π G Σ hz

donde
σz = dispersión de velocidades verticales,
Σ = densidad superficial de masa del disco,
hz = semiespesor del disco.

De ahí que si la galaxia sufre interacciones o perturbaciones (por ejemplo, por satélites o inestabilidades de barra), σz aumenta con lo que el disco se engrosa.
Y si el gas se enfría y pierde energía vertical, entonces  σz baja y el disco se vuelve más delgado.

Así que sí, el “bamboleo” del eje (precesión) y todas las pequeñas inestabilidades son las responsables de que el disco real tenga unos cientos de parsecs de espesor, en lugar de ser una lámina matemática.

Las “rebanadas” paralelas al ecuador siguen cayendo hasta que alcanzan el equilibrio fuerza centrífuga y gravedad, y ese equilibrio sólo existe en el plano ecuatorial, de ahí el disco. El resto cae y se aplana progresivamente hacia ese plano, pero no de forma perfecta, lo que le da su grosor.

 

Geométricamente, esto es lo que genera un disco, la materia se concentra en el plano donde la rotación impide la caída, mientras sigue cayendo en las direcciones donde no hay rotación significativa.

3 El gas disipa energía, no momento angular

La materia oscura forma halos esferoidales porque no puede disipar energía ni chocar.

El gas bariónico, en cambio, sí puede colisionar y radiar energía térmica.
Cada choque entre partículas de gas o nubes redistribuye energía pero no momento angular.

Consecuencias:

  • Las velocidades aleatorias (componentes fuera del plano) se reducen porque esas componentes se disipan en forma de calor y radiación.
  • La rotación global (en torno a L) se conserva.

Con el tiempo, el gas “se asienta” en el plano perpendicular a L, donde puede mantenerse en equilibrio circular, y su grosor vertical se va achicando a medida que se enfría.

Eso no ocurre en una esfera rígida porque la esfera no puede radiar y reorganizar energía de ese modo; el gas sí.

4 Analogía concreta: el colapso de una nube molecular o del Sistema Solar

Pasa exactamente lo mismo en el colapso de una nube de gas que da origen a un sistema planetario.
La nube original es casi esférica, pero con una rotación neta mínima.
Durante el colapso:

  • el eje de L define una dirección privilegiada,
  • el material a lo largo de ese eje cae más,
  • el material en el plano perpendicular no puede acercarse mucho al centro,
    → y el sistema se convierte naturalmente en un disco rotante.

5 Matemáticamente la conservación de L en un sistema de colapso

Si representamos la densidad ρ(r,θ) en coordenadas esféricas con respecto al eje de L, el equilibrio ocurre cuando:

vrot2 /r≈GM(<r)/r2

Pero para cualquier punto de la galaxia fuera del ecuador, la aceleración centrífuga tiene dos componente, una radial, ar y una tangencial, at, tangente al círculo en torno al cual el punto gira alrededor del eje de rotación. Estas componentes se pueden calcular (a partir de un curso de mecánica elemental de bachillerato),

Y

La aeleración tangencial es la que “empuja” las partículas hacia el polo, mientras que la aceleración radial las empuja hacia afuera de la galaxia. Resulta  que la aceleración radial origina la fuerza centrífuga en esa locación r, pero al verificarse que

Dado que el valor del coseno es 1 cuando θ=0 (en el ecuador) y cos 90°=0, en el eje de rotación a una distancia r del centro, o sea, en el polo, se tendrá para todos los puntos fuera del ecuador

Con lo que la fuerza centrífuga sobre todos esos puntos es menor que la fuerza gravitatoria y colapsan hacia el centro, o en realidad, hacia el plano del ecuador. En buen romance, lo que les sobra de fuerza centrífuga en la dirección horizontal, les falta en la dirección vertical para equilibrar su peso gravitatorio, con lo que las partículas tienden a caer hacia el ecuador a la vez que se dispersan sobre él.

Esa ecuación sólo equilibra fuerzas en el plano ecuatorial (θ = 90°). En direcciones cercanas al eje (θ pequeño), r ​ es pequeño en consecuencia la rotación no compensa la gravedad y de esa forma el colapso continúa.
De ahí que el resultado final no sea una esfera rotante, sino una estructura aplanada en torno al plano θ = 90°, o sea, un disco.

 En síntesis

1.     El momento angular total define un eje físico → rompe la simetría esférica.

2.     La rotación sólo frena el colapso en el plano perpendicular a ese eje.

3.     El gas puede disipar energía y colisionar, perdiendo movimiento vertical pero conservando la rotación.

4.     La materia se acumula en el plano donde se equilibra la gravedad con la rotación.

5.     El resultado final es una estructura delgada y rotante: un disco galáctico.

 

 

 

 


 

 



[1] Una discusión más amplia sobre este tema en el apéndice B de este capítulo

[2] Ver apéndice C de este capítulo para una deducción aproximada más completa.

[3] Cuando se forman las galaxias, la materia oscura colapsa gravitacionalmente primero, formando un halo dentro del cual el gas bariónico (el “ordinario”) puede enfriarse y formar estrellas.

Las simulaciones numéricas de los años 90 —realizadas por Julio Navarro, Carlos Frenk y Simon White (1996–1997)— mostraron que, independientemente de la masa del halo o de las condiciones iniciales, el perfil de densidad radial de la materia oscura tiende a una forma universal. La densidad de materia oscura en función del radio r se expresa como:

donde:

·         ρs es una densidad característica,

·         rs es el radio de escala, que separa el interior "cuspidal" del exterior más tenue.

 

 

[4] En apéndice D una explicación más detallada

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